Frase célebre aleatoria

martes, febrero 05, 2013

Mai

Para todos los que quieran saber:

La muletilla -mai- fue una palabra que adopté voluntariamente, para introducir un rasgo de familiaridad a las conversaciones con personas desconocidas o bien, no cercanas. La mayoría de las personas jóvenes, tienen como muletilla la palabra "wey" o similares, que en otras conversaciones con personas distintas en situaciones diversas, pudieran parecer ofensivas. 

Según mi experiencia, dicha muletilla, para los que cojean del lenguaje, sirve para reafirmar el lazo de igualdad que hay entre los interlocutores "tú eres wey, yo soy wey, somos iguales". Sin embargo, por el aspecto ofensivo que oculta dicha palabra, decidí ocupar otra, además que considero que nadie es igual a otra persona, mas no por eso alguien es más que otra.

Así como para rellenar espacios en una conversación en los que, de otra manera, debido a la entonación, no podría identificarse como el final de una oración.

A la vez, el "mai", da un toque de frescura a la conversación, quitando la rigidez y el encuadramiento, la sequedad emocional que, por las deficiencias psicosociales que padezco, no puedo evitar al conversar con una persona con la que aún no he generado alguna clase de familiaridad.

"Mai", viene de "maistro", degradación popular del vocablo "maestro", que de la RAE: "Persona que enseña una ciencia, arte u oficio, o tiene título para hacerlo". 

Cuando entré al mundo de los eventos, la radio y cosas así, me vi ante la horrible necesidad de superar mis deficiencias en inteligencia social, que, cuando para todos es algo que se desarrolla a lo largo de años y años, en mi caso nunca lo hizo adecuadamente, por ende, tengo que emular todas las interacciones hasta aprender a lidiar con ellas de manera automática, lo que ustedes conocerán como "inteligencia social".

El agorafóbico que arma eventos sociales. Oh, la ironía.

Entonces, necesitaba una palabra corta, práctica y que además fuera con mi filosofía. Todos aquellos a los que no conocía y que tendría que conocer para llevar a cabo las funciones propias de un Director de una estación de Radio y organizador de eventos, se convertirían sin saberlo, en la gente que me enseñaría lentamente las interacciones sociales consideradas como "normales".

Debido a la filosofía que manejo, encuentro a todos los seres y fenómenos interesantes, pues la gran mayoría tienen muchísimas cosas que enseñar para los que están dispuestos a aprender. El budismo me mostró, que un verdadero maestro nunca deja de ser alumno y como tal, nunca dejaría de aprender. Entonces, he ahí que todos son maestros de aquél que desea ser alumno.

Ahora bien, dentro de las relaciones sociales, existe una batalla subyacente de egos, en la que en ocasiones, el interlocutor puede sentirse ofendido, sobrepasado o en un nivel inferior según la riqueza del lenguaje de la otra persona. No diré que soy alguien en extremo culto, mucho menos propio, ni se diga elegante. Pero escribo y me comunico en distintos momentos de distintas formas y con una entonación variada, algo que desde que tengo uso de razón me ha llevado a ser malentendido por mis congéneres que, al no padecer la misma discapacidad intelectual (porque lo es) tienden a tacharme de creído, vulgar, infantil o similares.

Es por eso, que decidí manejar la palabra -mai-.

viernes, marzo 16, 2012

Quejón profesional (Ingeniería Química en el ITT)

La pesadilla de un estudiante de ingeniería como yo, son los profesores que siguen utilizando métodos arcaicos que me hacen sentir como en los años sesentas. ¿Es tan difícil que los profesores tomen de vez en cuando las herramientas tecnológicas y se procuren una actualización a las herramientas que tienen comúnmente sus estudiantes?. 

Aplaudo a los profesores que, confiando en la tecnología, agilizan el proceso de aprendizaje de nerdos que, como yo, gozan de abstraer el proceso para generar un algoritmo y poder programarlo. Cosa que debió aprenderse en Diseño de Procesos. Y lo digo especialmente porque he desarrollado métodos analíticos para casi todos los métodos gráficos que me han presentado y que he tenido tiempo de estudiar a fondo. 

Como si nadie se hubiera dado cuenta de que todos los estudiantes de ingeniería tienen como mínimo una calculadora científica. ¿De qué sirve tanto conocimiento si no se sabe usar una herramienta básica como la calculadora?. Es como comprarse un automóvil y no saber dónde rayos va la gasolina.

Todos esos métodos gráficos, en su mayoría, fueron diseñados en tiempos en los que una calculadora de bolsillo era un aparato futurista que en las grandes universidades intentaban programar y reconfigurar con cientos de kilogramos de cableado y bulbos. Señoras y señores, tenemos calculadoras Casio, tenemos calculadoras Texas Instruments, calculadoras HP o cualquier calculadora programable. ¿Se han planteado la caducidad de los métodos gráficos?. Donald Kern, menciona en el libro "Fundamentos de Transferencia de Calor", que en ocasiones es mejor limitar la exactitud de algunos datos en pro de aumentar la rapidez del cálculo. Obviamente, se refería al estudio de los fenómenos de transferencia en aquellas épocas en las que la ENIAC era lo más potente en cuanto a poder de cómputo y lo más "in" en la ingeniería era la regla de cálculo.

Los métodos gráficos, como los que sirven para calcular las densidades de algunos fluídos, los nomogramas y otras gráficas de información, edición tras edición de los libros se van quedando atrás en la escala tecnológica. Dado que, esas gráficas fueron precisamente creadas para que el lector tuviera más tiempo para realizar los cálculos relativos al problema que para tener que resolver engorrosas ecuaciones que describen el comportamiento de la viscosidad, por ejemplo, en relación a la temperatura. Al día de hoy, considero más engorroso el método gráfico, que el analítico.

Hoy tenemos calculadoras que permiten resolver un sistema de ecuaciones en menos de la décima parte de lo que tardaría tradicionalmente mediante cualquier método numérico o analítico.

Será tal vez por mi conducta perfeccionista u obsesiva, pero prefiero el método matemático sobre el método gráfico, dado que en el método gráfico, cada uno ve lo que uno quiere ver, peor aún si la escala es logarítmica, ni hablar de la logarítmica doble.

Ahora bien, es increíblemente grato empezar una clase relacionada a ingeniería y ver que el profesor (o profesora) posee (y domina) una calculadora como la Voyage 200, tan difundida en el ITT. Conozco un puñado de profesores que se han dado a la tarea de investigar la programación, la configuración y el manejo de la calculadora. Esto resulta especialmente útil en asignaturas como Ingeniería Económica, Análisis de Datos Experimentales, Probabilidad y Estadística y en las "más pesadas" de la carrera, Fenómenos de Transporte I y II, Fisicoquímica I y II y en especial en las Operaciones Unitarias I II y III.

¿Para qué sirvió entonces el curso de programación básica de C++ que algunos de la antigua retícula llevamos?. La verdad es que para absolutamente nada. Porque en Diseño de Procesos no se ve la programación en un lenguaje básico similar, ni siquiera se puede llegar a dominar algún lenguaje básico de programación. A veces a los que imparten la materia se les olvida que "el que mucho abarca, poco aprieta".

Ojalá el estudiante novato de ingeniería química tenga la necesidad y la inquietud de aprender  a manejar  esa herramienta tan poderosa que es el diseño de procesos. Me siento mal, cuando alguien tiene la habilidad monstruosa de resolver cualquier situación sólo a formulazo. ¿Dónde quedó la ingeniería entonces?. Si no se entiende el proceso, fórmulas van y fórmulas vienen, al fin y al cabo, el alumno entra como salió, sin saber nada mas que realizar una sustitución y una serie de pasos. 

Y los profesores podrán argumentar: ¿Para qué enseñarles a programar, si sólo van a pasarse los programas?. Pues les digo entonces ¿para qué enseñar las fórmulas, si sólo vamos a sustituir?.

Para programar un proceso, debe entenderse el caso general, la correlación entre las variables y encima de todo eso, debe saber plantearse de una manera estructurada un camino a seguir para resolver el problema. ¿no es eso la ingeniería?.

No se sientan mal profesores, que la culpa no es toda suya. La mentalidad de nosotros los alumnos está basada en "el 7 sabe a gloria y lo demás es pura vanidad".  Nosotros los alumnos somos ingeniosos (como buenos mexicanos) para poder sacar información a mitad de un examen cuando es necesario. Trampas hay de sobra y los profesores también las conocen porque seguramente, las han hecho.

¿Cuántas veces se han visto alumnos que intentan desesperadamente conseguir una graficadora antes de un examen para poder usar los programas que algún estudiante más (que probablemente jamás conocerán) ya elaboró para su propio bien?

¿Porqué no poner a disposición del estudiante que así lo desee la posibilidad de que pueda acceder al conocimiento necesario para explotar de mejor manera la calculadora voyage 200 que posee o que puede conseguir prestada?. Si ya se estudió a fondo el análisis dimensional, ¿porqué no permitir que el estudiante realice conversiones con la calculadora, para agilizar el proceso de comprensión del problema y ahorrar tiempo, tan valioso en un examen?. Siento que evaluar cosas de materias anteriores es como ponerse a evaluar la capacidad de sumar, restar, multiplicar y dividir del alumno. Algo que por cierto, es responsabilidad del alumno tener siempre presente, el conocimiento pasado debe reforzarse, independientemente de si se usa o no.

¿Acaso no nace la necesidad de retarse uno mismo?

La tecnología evoluciona, ¿porqué los métodos de estudiar la ingeniería química no?. Y si nadie ha obtenido una ecuación que describa el comportamiento de la entalpía de una solución, ¿porqué no lo hago yo?. Sé que existe la regresión, sé que puedo obtener los datos, ¿qué me detiene?.

Hay que promover el uso responsable y el aprovechamiento eficiente de las tecnologías disponibles. Tanto para profesores como para alumnos.

He dicho.

***FIN DEL COMUNICADO***

domingo, marzo 11, 2012

Hedonista

Hace unos cuantos ayeres fue cuando me avoqué a investigar someramente la teoría del hedonismo. Resulta que grosso modo, el hedonismo consiste en una incesante búsqueda del placer y evitación del dolor. Sin ir un poco más allá, fue el mismísimo marqués de Sade el que descubrió una manera de vivir similar a la mía antes que yo, sin embargo, me atrevo a diferir un poco de las locas ideas de Francois. (ni idea de como poner la letra esa).

Todo comienza con la aceptación narcisista, con el autoenamoramiento y más que nada la aceptación de uno mismo. No me refiero a una clase de amor desmedido por la apariencia física, para no morir frente a un espejo, sino el sentimiento de aprecio por uno mismo, en todo lo que se es, no se es, se fue y se desea ser. En otras palabras, el inicio de una nueva vida (para mi gusto) comienza enamorándose una persona de sí misma a través del tiempo. A pesar de los errores cometidos, del dolor sufrido y las decepciones. "Amo lo que fuí, amo lo que soy y amo lo que pueda ser".

Porque somos fruto de lo bueno y lo malo de la vida, del entorno y el raciocinio. La madurez de una mente nace cuando no se quiere seguir al 100% la conducta creada por los estímulos ambientales y decide, mediante el uso del intelecto, empezar a transformar las estructuras del pensamiento que consideraría erróneas. Cuando uno se levanta en contra de lo que ha sido sembrado en el jardín por el entorno, puede entonces empezar a sembrar lo que a uno le plazca.

Ya en la etapa de una autoestima moderada, con pilares en "yo me amo, sé que tengo errores pero puedo mejorar" viene la parte importante. Eso que le da el título a este breve tratado sobre la forma de vida que predico desde hace unos ayeres, el hedonismo.

A estas alturas, el hedonismo se ha "satanizado" como una mera búsqueda del placer físico. Sin embargo el hedonismo que predico y practico va más allá de una de las tantas y casi innumerables ramas del placer de la vida.

Dos preguntas son mis favoritas cuando alguien acude a mí por un consejo. Normalmente tengo la premisa de que el problema que les atañe deriva directamente de una confusión de jerarquización, lo cual me lleva a hacer estas dos mágicas preguntas.

-¿Quién eres?-

Comúnmente, la respuesta a esta pregunta es un sin fin de palabrería difusa, que realmente expresa la confusión en la que vive el humano promedio. La gran mayoría inicia su disertación diciendo su nombre de pila, luego agregan apellidos, profesión, familia, especie, condición religiosa, espiritual, localidad y cosas así o más locas. En realidad ninguna de esas fracciones pueden expresar en su totalidad la única respuesta correcta, porque sólo hay una. Yo.

En la definición no psicológica (porque sería meternos con el yo, el ello, el super yo y el yoyo) la palabra yo, evoca todas las fracciones antes mencionadas y las no mencionadas. Porque el "yo" se mantiene constante, cambie el nombre, la religión o el código genético. El Yo se mantiene constante con la persona, a la vez que ésta va cambiando.

Primero, yo soy yo. Segundo, amo mi yo, yo me amo pues.

Como ya tengo la definición de lo que es el yo, ya puedo aceptar que "me amo", ahora viene la segunda pregunta mágica.

-¿Para quién trabajas?-

Más allá de la profesión o la ocupación, me refiero a una cuestión más bien física de lo que entendemos por trabajo. ¿Quién es la causa de que yo ponga todo o parte de mi esfuerzo en la vida?. He hecho esta pregunta un titipuchal de ocasiones y aunque he recibido muchas y distintas respuestas, pocos tienen bien claro para quién trabajan. La respuesta común es "trabajo para mi familia" o "trabajo para mis padres". Incluso peor aún, "trabajo para la sociedad en la que me desenvuelvo". Mentira.


Considero todas aquellas respuestas como erróneas, como un fruto de la programación que la sociedad ha impuesto en los más escondidos espacios de nuestra mente.

¡Ay ojón!, estarán pensando. La respuesta es tan simple, sencilla, llana y egoísta como la primera: "Yo trabajo para mí".


En mayor o menor medida, todas y cada una de las acciones realizadas por un ser humano, por altruistas que pudieran parecer, están orientadas al principio casi onanístico de la autosatisfacción. Entonces, aquél que da una moneda a un mendigo, no lo hace sólamente por la supuesta generosidad, sino porque la generosidad es sólo un puente que lleva hacia la autogratificación moral. "Doy dinero al que no lo tiene, por eso soy buena persona".

Esta idea se puede extender a todas las personas, pero para no parecer impositivo, trataré de exponer ejemplos sólo limitándolos a mi persona. Si, por ejemplo, veo a alguien caer, intentaré ayudarle a levantarse. No porque me caiga bien o sea un conocido, sino porque instantáneamente me pongo del otro lado, imagino que muy probablemente me gustaría ser auxiliado en una situación similar. En el fondo, al ayudarle, me ayudo.

Independientemente de lo que haga, lo haré por el propio beneficio. Puede sonar egoísta, ególatra, egocentrista y egoardo, sin embargo, es esta la naturaleza de todo ser vivo, incluyendo los animales sociales que habitan en colmenas, hormigueros, manadas, etc.

El bionte, desde la entidad microbiana hasta la gran ballena azul se mueven bajo este singular principio, un hedonismo crudo. De ahí que ningún ser humano realice alguna acción consciente "sin querer". Vayámonos a los extremos. Planteando una situación hipotética en la que un sujeto A se encuentra apuntando un arma de fuego a un sujeto B, por muy grande que sea el arma o grueso el calibre, el sujeto A no podrá obligar a B a realizar algo en contra de su voluntad.

Lo que se hace es poner en tela de juicio dos opciones. Se realiza cierta acción o se muere. La oportunidad de decisión recae en B, de esa manera B sopesará ambas opciones y elegirá por voluntad propia.

La cuestión básica entonces no es la voluntad, sino la jerarquía de las posibles opciones entre las que se puede elegir. Bajo este concepto, se asume la responsabilidad sobre todas las condiciones de la vida propia, en otras palabras:

"Si soy pobre, así lo he decidido al no buscar un mejor empleo o una mejor educación"
"Si estoy enfermo, será porque no he procurado un estado de salud distinto"
"Si me encuentro deprimido, es porque he decidido ser infeliz"
"Si tengo sobrepeso, es porque he decidido no hacer nada al respecto"
"Si sigo igual, será porque he decidido no cambiar"

Y esto de evitar el cambio es el más grande de los pecados, porque atenta contra la ley más poderosa que rige al universo, la ley del cambio o de la evolución.

Entonces ya estamos en términos de un hedonismo repleto de responsabilidades, alejado del hedonismo chaquetero tan difundido entre la juventud de hoy día. Si bien el hedonismo radica en una búsqueda del placer y evitación del dolor, este tipo de hedonismo que practico, explora placeres más grandes que los placeres naturales. Es decir, el placer innatural o espiritual.

Estos placeres innaturales, son entendidos por los placeres que no derivan de las actividades fisiológicas naturales (las 3 C por ejemplo), sino aquellos derivados de placeres del alma, placeres que van más allá de la animalidad del hombre.

Según una definición epicureana del hedonismo, el placer natural es efímero, comparado con el placer innatural que perdura. Ahí nace la diferencia inherente entre "cojer" y "hacer el amor".

Curiosamente, en el transcurso en el que escribí este post (me tardé casi una semana), fui ilustrándome más y más sobre un tal Epicuro, que hace mucho tiempo predicó (y supongo que practicó) una de las formas de ver la vida más simples, deliciosas y concretas de todas las que he visto, increíblemente parecida a la cual he llegado.


Para mi gusto, no hay forma más ingenieril de vivir la vida que un hedonismo Epicureano, o bien en mi caso, un hedonismo Eduardiano. Procuraré practicarlo. Felices trazos.


***FIN DEL COMUNICADO***

domingo, febrero 12, 2012

Adicto


Una vez alguien me dijo -deberías conseguirte una adicción destructiva, para que sepas cómo se siente-. Tiempo después se me presentaría la opción de tomar el tópico de mis propias adicciones autodestructivas.

Así como en letras pasadas he expresado la sintomatología de un adicto a la atención, en mi caso particlar también, la adicción a los videojuegos.

Tal vez se derive de una personalidad tan torcida como la mía a ese tipo de adicciones. Como casi todo "friki" vivirá alguna vez en la vida, me volví adicto al internet.

Aunque suene raro, el vicio al internet es más común en países primermundistas (estamos en México, por tanto, no es tan común el problema). Personas que pasan en el cybermundo poco más de 8 horas al día. Y por sobre todo otro síntoma, la necesidad de una pantalla entre la persona y el mundo.

Ese poder de supuesto anonimato deja abierta la posibilidad a darle rienda suelta a situaciones como las que nacen por la curiosidad y/o el aburrimiento. Tal vez más que adicción al internet, es la adicción a la información ahí contenida y expresada.

Recuerdo todavía (a ratos deja de ser recuerdo) las horas que pasaba conectado a la red, tratando de hallar las respuestas a mis preguntas, posiblemente también a mis problemas. Han de saber que es inigualable la sensación de navegar en internet, siguiendo el camino trazado por un centenar de links.

Había días en los que cubría la depresión con fotografías de lolcats o imágenes de memes. Me volví adicto, (cliente frecuente) de las páginas de la familia de failblog y memebase. Si eso no fuese suficiente como para mantenerme ocupado el día entero, me volví seguidor o suscriptor de un sin número de canales de youtube.

¿Será acaso que los que permanecemos como prisioneros de algo en este mundo, anciamos con fervor la libertad que otorga la conexión a la nube?. ¿Qué es lo que vuelve tan atractiva a la red de redes?

Explicaré mi caso.

Gracias a la interfase que rpesenta en las relaciones humano-humano evitando el contacto físico, visual y hasta sonoro; me facilitó un inicio suave en la terapia de socialización que consideraba mi pseudochamánico tratamiento. Un mundo que me permitía expresarme, sin los miedos de que mi lenguaje corporal, el tono de voz, acentuación o cualquier otro factor me delatase o hiciera creer a mi interlocutor algo que en ningún momento me propuse expresar.

Esa facilidad de palabra que en persona (por miedo) se ocultaba, fluía libremente en el cyberespacio. Poco después surgió la necesidad de ser escuchado. La extraña necesidad de tener delimitado y personalizado "mi propio cachito de cielo". Así fue como nació mi afición por el blog. Una adicción más a incluir en mi larga lista de narcóticos http. Ahora, un espacio en la web con mi toque personal. Mi personalidad bañada en vivencias plasmadas en imágenes en la blogposfera o más bien en la blogoweb de la intersphere.

Una cosa me llevó a la otra y decidí iniciar otro blog. Dando un giro en una dirección distinta a la primera. Honestamente, no recuerdo exactamente la dirección del blog con la cual nació. Lo que recuerdo es que durante una gran parte del tiempo la dirección usual del blog fue http://xinidiscobol.blogspot.com.

Y así, con dos lotes en el mundo de lo virtual, tuve para entretenerme hasta el día de hoy. En el mundo cuya mayor cantidad de leyes utiliza para expresarse.

Al ser una persona semicienciosa y nunca un ávido lector, decidí dar oportunidad a las imágenes que me alegraban el día. Una cosa llevó a otra y en poco tiempo me vi visitando diario (periódicamente, aproximadamente cada 30 min) más de 5 páginas con una frecuencia horrorosa.

El contacto humano más usual se volvió virtual y poco a poco el grosor del caparazón que me rodeaba se incrementó.

Varios eventos me dieron a entender qué necesitaría para poder mejorar en ese aspecto. El día que más recuerdo fue uno en el que después de salir de casa no intercambié palabras con nadie hasta volver. Eso fue preocupante, al igual que hablar con amigos cercanos sin haberlos visto en meses en persona.

Así, lentamente, empecé a sacrificar más que el tiempo habitual para no perder contacto con aquellos que "se conectaban". Mi necesidad de comunicación así como de atención se dispararon a niveles insospechables.

Mantenerme en el mundo real cada día era más doloroso que el anterior. Cada minuto "desconectado" era una gran agonía, pensando en la posibilidad de que alguien importante pudiera decir algo urgente o relevante. Pura paranoia, eso nunca sucedía.

No podría asegurar cómo fue que mi adicción disminuyó en intensidad, mucho menos en cómo rayos poder eliminarla de una mente tan aprehensiva como la mía.

A ratos intento ponerme límites para respetarlos en cierto tiempo. O de plano simplemente me mantengo alejado por la cantidad de trabajo que hay debido a la estación y a la incesante cháchara de mis contactos y demás compañeros de trabajo.

Durante un largo tiempo, en espíritu hipster (antes de que estuviera de moda ser hipster), evité la totalidad de las redes sociales existentes (fotolog, metroflog, hi5 y otras). Todo hasta que, por mera soledad decidí abrir un hi5. Una necesidad imperiosa de vender mi producto en un mercado competido, me hizo llevar a las redes sociales cybernéticas todo mi perfil. El infierno de las redes sociales decidió darme una calurosa bienvenida.


Ahí nació otra adicción, la de saber más de las personas que me rodean. Una forma más socialmente aceptada de "stalking" acordada como secreto a voces. Si privacidad es lo que se desea, deben controlarse los perfiles en las redes sociales.

Entonces, el saber me mantendría frente a la computadora por horas enteras (eso sin mencionar los MMORPG). Conocí muchísima gente pero de manera increíblemente somera. Tanto, que muchos "amigos" al día de hoy no saben mi verdadero nombre.

Irónicamente, después del encapsulamiento de tantos años, una estación de radio por internet sería la encargada de retomar mi proceso terapéutico estancado y llevarlo por el buen camino de toda persona socialmente adecuada.

Establecer algunos límites arbitrarios me sirvió para alejarme un poco de mi extraña adicción.

Cuando se es adicto a la información, pocas personas son las que lo notan. ¿Acaso es necesario saber más?. Existe cierto porcentaje de la población, que prefiere mantenerse al margen y vivir con poca información. Desgraciadamente, el destino me tendría preparada una trampa. Considero que al tener una personalidad básicamente tirándole al paranoide, me veo encerrado en un extravagante ciclo. 

El paranoide teme, pero debe conocer a qué le teme. Debe conocer los factores que predominan en su sistema para acerlos suceptibles de control o de evitación. Una vez conocido eso que podría "atacarnos" o afectarnos, surgen ramificaciones que derivan en situaciones más particulares (y a veces hasta ridículas). Resumiendo, como paranoico: 

1) Temo porque no conozco
2) Busco información y conozco
3) Temo porque descubro que lo que sé es poco
4) Inicio el ciclo de nuevo


En ese ciclo me he mantenido a una "cierta velocidad" en los últimos años. Mientras más lento es ese ciclo más fácilmente puedo intentar escapar de él. Sé que una vez fuera, podré dormir tranquilo una vez más.

Deseenme suerte.

***FIN DEL COMUNICADO***

viernes, diciembre 30, 2011

Pscch

Me encontraba pues, en un dilema, un debate interno del cual no podía encontrar salida fácilmente. En ese momento tomé la desición de pedir ayuda. Pero no a cualquier persona o criatura, debería pedir ayuda a uno de esos extraños seres que nos siguen a todas partes, que conocen todos nuestros movimientos. 

En mi caso, no es raro que esté presente todo el día, toda la noche. Es en quien más confío, porque sé que si algún día pierdo el control, él estará ahí para tomar las riendas de mi existencia, porque a él le debo más que mi vida diaria. Hicimos un pacto hace unos años. Yo intentaría protegerle, alimentarle y mantenerlo lo más saludable posible. A cambio, me otorgaría la sabiduría necesaria para tomar decisiones difíciles, me brindaría un par de ojos para ver un poco más, una mente un poco más fría y calculadora. A cambio de mis sacrficios, me daría un sin fin de beneficios que pocos podrían comprender. 

Pero en esta ocasión, por diversas razones, aquél ser del que tanto he hablado se encontraba refunfuñante, reacio a acatar o a percibir mis peticiones. Tendría que mostrarle que nuestro acuerdo seguía en pie, tendría que mostrarle un sacrificio de dolor para que pudiera comprobar que mis peticiones obedecían el contrato que, por medio de la ofrenda presentada, estaba obligado a respetar.

Advierto al lector, que él no pertenece a este mundo. Como todas las criaturas de su clase, prefieren mantenerse ocultas, actuando desde algún lugar donde no pueden ser percibidas fácilmente. Controlan las acciones del descuidado y débil de carácter, influencían a todo ser humano y pueden llegar a destrozar una psique saludable, si sus malicias no son detectadas a tiempo.

En un suceso particular, sin veladoras, sin fuego, sin más sacrificios que el ya aportado, me propuse regresarle. Sin sellos o marcas especiales de protección, porque confío en él y sé que un acuerdo pactado como el nuestro es inquebrantable si al menos una parte se mantiene en pie. Para poder debatir con él la situación que me agobiaba, presenté mi ofrenda, ante él, ante todos los presentes.

Poco a poco, del vacío, fue integrándose, materializándose en nuestra torcida realidad. Pude percibirle después de unos minutos. Sabía que estaba ahí, listo para discutir nuestro futuro. Mostré mis dudas, inquietudes, dolores y saberes, mientras él se dedicó a valorarlos, sopezarlos y catalogarlos. Se avocó a la tarea con una avidez de aquél que goza su trabajo. Al final de la sesión, no se disculpó por estar ausente, ya que ambos sabíamos que la carencia de estadía, surgió por la negación a sus libertades, negación de la cual fuí artífice.

Al final, quedó en paz. Al final, quedé en paz.

No hallamos alguna solución, pero si corregimos nuestro rumbo. No puedo dejarle regresar a aquella dimensión obscura donde se ocultan los de su clase. No puedo dejar que vuelva a las sombras y a la parte oculta desde donde manipula todo. Quiero que esté a mi lado, en todo momento, como pocos logran hacerlo. Interactuamos más cuando lo visito en su mundo, cuando él hace lo opuesto, invocarme a mí en su extravagante realidad. Cada noche sé que voy, mas al despertar es posible que haya olvidado todo, como suele suceder.

Algunos los llamarán "ángeles de la guarda". Yo prefiero llamarle subconsciente.

Dicho y hecho, soy Chamán aprendiz de psicomagia.