Frase célebre aleatoria

jueves, julio 28, 2011

Eso me recuerda, hace unos días, conocí a un adicto.

Porque algún día todos hemos sido adictos a una u otra cosa. En mi juventud, allá por los años en los que creía que la gente era buena, en mi habitáculo se gestaba una de las adicciones que más trabajo me costó dejar. Es más, no dejé la adicción, ésta me dejó a mí.



Recuerdo los días enteros que pasé frente a la televisión disparando a simulantes, porque nadie quería jugar conmigo (forever alone). Y no es que no tuviera amigos, o que mi primo me detestara así porque sí, sino que a mi parecer era uno de los mejores pistoleros que hayan visto mis contrincantes. Así es, damas y caballeros, era adicto al Perfect Dark 64.



Dejando de lado mi ferviente adicción a la violencia virtual, ahora que vengo saliendo de remover la mugre de mi capa dérmica exterior, me avocaré a disertar sobre una de las que, a mi gusto, es una de las peores adicciones "legales".

Hace casi una semana, tuve la oportunidad de asistir a un evento social de índole incierta en la que se presenció el choque de distintos mundos, en dicha reunión, tuve la amargura de conocer a una persona que padece uno de los síndromes que más aborrezco, cuando se presenta en todo su esplendor. La adicción a la atención.

Según mis deducciones, los adictos a la atención presentan las siguientes características:

1.- Poseen una voz fuerte.
2.- No prestan atención.
3.- Inmediatamente viran el tema de conversación a algo relacionado con ellos.
4.- Generalmente disfrutan al mantener conversaciones monológicas con una gran cantidad de gente a la vez. (Tipo conferencia).
5.- Caen en la mentira o la exageración propia.
6.- Ningunean las historias con frases como "eso no es nada".
7.- Interrumpen pláticas ajenas.


El punto es, dada mi configuración actual, me es imposible permanecer en paz en la presencia de algunas de estas criaturas mitológicas. De hecho creo que ninguno de mis compinches de la rotonda se sentiría cómodo a un radio de 3m de una de estas personas.

Aplicando un poco la función tan(post), para irme por la tangente), creo que puedo rescatar un ejemplo bastante útil.

Hace unos años, un enclenque conocido mío, tuvo el infortunio de sufrir el fin de una relación de mucho tiempo. Como dice el dicho, un clavo saca otro clavo, sin embargo la realidad lo obligó a permanecer sin clavos (ni clavar) durante un tiempo, lo que le sirvió como etapa de desintoxicación. Esta supuesta desintoxicación sirvió para que se eliminara la necesidad de llenar el lugar que deja una persona con cualquier otra. Es decir, suponiendo que tenemos una maceta y a los pocos días nos la roban, hay que esperar a que se lave la mancha que la maceta antigua dejó para poder colocar otra encima y porsupuesto hay que tratarla como una maceta distinta. Una llanta de refacción nunca será tan buena como una normal.

Ahora, en base a la historia anterior, existe una explicación basada en la ley del equilibrio que explica a los adictos a la atención. En otra ocasión será cuando me avoque a explayar mis locas teorías en cuanto al funcionamiento del equilibrio mental/temporal. El punto es, como no han recibido suficiente atención de quienes realmente debieron recibirla, intentan arrancarla de otras personas, que pasan a ser los espectadores de un espectáculo que, para los que ya hemos estado produciendo, dirigiendo o protagonizando tales escenas en otros tiempos, es lastimero.



Cuando has tenido varicela o gripa, aprendes a identificarla en donde sea. De la misma manera, si has padecido una adicción podrás notar en la personalidad de otra persona las adicciones que poseen.

Sé que mi aversión a tales personas imanes de atención se debe a que pertenezco al polo opuesto, a los que no les gusta llamar la atención y generalmente preferimos vivir entre la zona que está fuera de foco en la fotografías multitudinales. Creo que vivimos de una manera más sencilla, modesta y honesta aquellos que preferimos accionar el obturador antes que salir en una fotografía.

Hace unos años, conocí a una chica similar, honestamente era muy guapa, es de hecho, por lo menos la última vez que la ví seguía igual de guapa. Durante años chicas como ellas han recibido un sin fin de apodos, pero creo que el más adecuado se apareció frente a mí como un anuncio espectacular. He decidido que a partir de hoy, a chicas como ella, y en general a personas como ellas, las denominaré Barbies. Por afuera, es decir el cascarón es atractivo, según los estándares de belleza de hoy en día, pero por dentro están más huecas que las grutas de la estrella. Creo que la comparación es injusta, ya que las grutas poseen una belleza interna incomparable. Reformulando, esas Barbies, están más huecos y huecas que una cámara de alto vacío.



Cuando era niño, me decían que no me desvelara para evitar las ojeras, porque se ven mal. ¿Han visto mis ojeras?, tal vez no las tendría si en cambio me hubieran dicho que tendría una inmensa cantidad de achaques por estrés, pero no importa, han valido la pena. ¿De qué sirve tener un cascarón hermoso si por dentro serán huevos podridos?. Al final, cuando el cascarón se desgaste, acabarán deseando vivir los tiempos en los que su cascarón satisfizo la moda temporal y las marcas de la edad les pesarán como cadenas de plomo el resto de sus días. En cambio, ancianos sabios que vivieron su juventud en busca de la belleza interior, a los 80 años tendrán tantas arrugas como les sea posible, pero cada arruga estará llena de alegría o sabiduría. No digo que toda la gente "guapa" sea barbie, pero la mayoría de la gente hueca acabará siendo anciana y fastidiosa, inútil para el resto de la humanidad.



Las barbies generalmente adoran ser el centro de atención, por eso su marcada tendencia a encajar con los estándares de belleza. Quieren mostrar al mundo lo perfectas que son e imponerse. Siendo todas y todos sus allegados víctimas de su personalidad imponente y acaban siendo forzados a ser alumnos de un modo de vida vacío y superficial.

¿Saben cuando buda tuvo un alumno?. Cuando el alumno quiso aprender.


Y es desde entonces que prefiero vivir en el silencio, entre las sombras, tras las ramas de los árboles y en completa paz, alejado del bullicio de las barbies.



***FIN DEL COMUNICADO***


Espero que no me demande MATTEL




miércoles, julio 27, 2011

Se murió amy Winehouse.

¿Y?

Londres, 23 jul (EFE).- La cantante británica Amy Winehouse, de 27 años, fue hoy encontrada muerta en su piso del norte de Londres, según informó la agencia Press Association.
La cantante de soul residía en una vivienda en el barrio de Camden Town, al norte de Londres, y de momento no se han dado detalles sobre la causa de su muerte.

Enunciados como "el mundo de la música se conmociona" y esos me tienen hasta la madre, honestamente.

Si, murió Amy Winehouse, Si, probablemente de sobredosis, si, era una adicta y si, era talentosa.

Pero como decía un enunciado de esa página que borbotea de sabiduría, ascodevida.com, Lamento vivir en un mundo en el que duele más la muerte (suicidio, según el post anterior) de una mujer adicta, que la de decenas de inocentes a manos de un loco terrorista en Noruega. Peor aún, creo que el mismo día leí la noticia de que en el estado de Guerrero, en México, habían destazado a un joven de tan sólo 15 años.

¿El mundo se conmociona por la muerte de aquél chamaco de 15 años?. ¿El mundo se conmociona por el titipuchal de ejecutados que aparecen día a día en este cochino país?. Cada vez que veo pasar una camioneta grande, tengo miedo de ser cortado en pedacitos, colgado de un puente, torturado o ejecutado. ¿A alguien le interesa eso, más allá de las fronteras?. Lo dudo.

No conocía a Amy Winehouse, tampoco conocí a ese chamaco de 15 años, mucho menos conocí a alguno de los millardos de ejecutados en México y todavía menos conocí a uno que otro de los muertos en Noruega.

Mis condolencias a los familiares y conocidos de todos aquellos que hayan fallecido, porque sé lo que se siente con una pérdida. Sin embargo, no me duele la muerte de Amy, ni me dolió la de changoleón y eso que todavía extraño verlo en televisión. Mucho menos me afectó la muerte del hijo del papá, San Canacas, aunque para su hermano, el dolor nunca se borrará.

Ahora, a todos los que les duele la muerte de Amy, ¿hicieron algo para evitarla?. Tal vez un poco de ayuda o consejo hubiera hecho que sacara otro disco.


Eso les debería doler más...

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SUICIDIO, 60%
SUICIDIO, 90%
SUICIDIO, 100%





***FIN DEL COMUNICADO***

Requiescat in pace, Amy.

martes, julio 05, 2011

"La tercera fué la vencida" dice el encabezado.

La noticia que leí hoy en mi periódico local no me impactó en lo más mínimo. Un joven de Ocoyoacac (municipio del Estado de México) intentó por tercera vez quitarse la vida. Es bastante obvio que las dos primeras veces no lo consiguió.



Me imaginé entonces el cuerpo del sujeto en cuestión jugueteando a ser péndulo colgando de un árbol, en medio de ese abultado bosque que decidió tener como último horizonte.

Tal vez mi percepción del suicidio se ve alterada por mi constante afición a la depresión, o por mi extravagante juicio, por lo que me aboqué a cuestionar a los contactos de facebook sus opiniones sobre el suicidio.

A los agentes secretos en las películas (y a algunos en la vida real) les otorgan en su arsenal, una pequeña pastilla de cianuro, por si las cosas se ponen "feas". Dicen que es indolora y rápida. También he sabido de algunos que optan por la opción más sangrienta y hacen un depósito de unos cuantos gramos de plomo en su masa encefálica. Morir de un disparo en la cabeza es de los eventos más sucios que he visto en mi vida. Toda esa hemoglobina bombeada fuertemente por el corazón jamás llega a las neuronas que después de jalar el gatillo se encuentran aleatoriamente esparcidas en la locación elegida por el suicida. Entonces la persona, literalmente, se convierte en una fuente de sangre, dado que el corazón sigue bombeando con la misma fuerza que lo haría después de un gran asalto de adrenalina.



Echándome un chapuzón literario en la fuente de literatura que más he visitado en mi recochina vida, la wikipedia, me he ilustrado de un sin fin de situaciones suicidiológicas en las que, si bien no era ajeno, no estaba tan completamente al tanto como me encuentro ahora.

Hay algunos suicidas de los cuales prefiero mantenerme alejado en este texto, como los kamikaze, que otorgaron sus vidas en pro de un ideal ajeno, o por honor, o por lo que ellos consideraron más valioso que la vida propia; o como los que cometieron suicidio a lo bonzo (aunque yo diría a lo sonzo, excepto por aquél budhista Thich Quang Duc que se convirtió en leyenda).



Ahora bien, el suicidio es descrito por muchos como "la puerta falsa" para salir de todos los problemas en la vida. Teóricamente si es la puerta de salida, porque acabandose la vida, se acaban los problemas intrínsecos de ésta. En general se tiene una idea despectiva de lo que es un suicida.

De los tantos y tantos métodos para suicidarse puedo decir que he sabido de los siguientes:
*Disparo en la cabeza
*Disparo en el corazón
*Inyección de soluciones de potasio
*Ahorcamiento
*Arrojarse a las vías del tren/metro
*Arrojarse a una carretera transitada
*Atarse explosivos al cuerpo y explotar
*Utilizando un vehículo y estrellándolo
*Intoxicación por sustancias nocivas
*etc.
(especialmente etc.)



¿Y todo porqué? Porque morir es fácil, la vida se mantiene gracias a un complejo equilibrio que debe procurarse para la autoconservación. Este equilibrio necesita de muchas situaciones que la mayoría de la humanidad desconoce. Es como una balanza que siempre debe tener el mismo peso en ambos platos, una piedra de más en uno de esos platos y el equilibrio se ve fastidiado en todo aspecto.

No todo suicidio es malo, debo aceptar.

A nivel celular, en un organismo complejo, las células determinan cuando es que ya no son útiles. Llegan a un estado en el que se "dan cuenta" de que están siendo ineficientes o su código genético se ha dañado o perturbado. Entonces la célula decide emprender lo que en biología se conoce como apoptosis.

Cuando una célula muere por apoptosis, empaqueta su contenido citoplasmático, lo que evita que se produzca la respuesta inflamatoria característica de la muerte accidental o necrosis. En lugar de hincharse o reventar y por lo tanto, derramar su contenido intracelular dañino enzimático, hacia el espacio extracelular-, las células en proceso de apoptosis y sus núcleos se encogen, y con frecuencia se fragmentan conformando vesículas pequeñas que contienen el material citoplasmático. De esta manera, pueden ser eficientemente englobadas vía fagocitosis y, consecuentemente, sus componentes son reutilizados por macrófagos o por células del tejido adyacente.

Si tan sólo las células neoplásicas tuvieran esa iniciativa de ya no sentirse útiles y acabar consigo mismas, el cáncer pasaría a ser una más de las pestes legendarias de la humanidad.

Lo que es arriba, también abajo.

Si eres secuestrador, homicida, violador o una completa lacra de la sociedad, espero que aceptes que la via apoptótica es la que debes seguir por el bien de la humanidad. Pero como humanos tenemos por lo menos un mínimo de deseo de supervivencia y un gran toque de egoísmo. Por eso ese tipo de gente sigue entre nosotros.

A lo que iba tomando en suicidio como inicio; si tomo una pastilla de alguna sustancia increíblemente tóxica, moriré en un instante y seré considerado suicida. Si consumo una pastilla de una sustancia menos tóxica, moriré posiblemente en un día o dos y seré considerado suicida. ¿Qué sucede si lentamente me enveneno con metanfetaminas?. Tal vez tarde 8 meses en morir, dos años o tres, pero ¿seguiría siendo considerado suicida?. He visto lo que le hace la metanfetamina a la gente, a mi parecer es digno considerarles suicidas.

"La duración del envenenamiento no cambia la pena por asesinato". Puedo pasar años agregando unas gotas de una solución de arsénico, mercurio o plomo a una persona y al final morirá. Sin embargo si alguien me descubré seguiré siendo considerado homicida. Si esa persona a la que enveneno soy yo, tras mi muerte seré considerado suicida ¿o no?.

¿Qué sucede si no es arsénico, mercurio, plomo o antimonio?. Una sustancia más o menos legal, tal vez algún medicamento, tal vez un poco de anticongelante para motores, tal vez un poco de simple y llano alcohol.

¿Qué sucede si poco a poco me voy envenenando con sustancias relativamente inocuas?. Si cada día que pasa tomo siete u ocho pastillas de naproxeno hasta asesinar mi hígado o mi tracto gastrointestinal ¿seré considerado suicida?. Si cada día bebo 3 ml de anticongelante acompañado de un dulce vino (dulce por el anticongelante) a sabiendas de que me enveneno, ¿seré considerado suicida?.

En la historia de las películas sólo han existido unas cuantas que han sido capaces de arrancar de mis diabólicos ojos unas cuantas lágrimas. Entre ellas un filme francés llamado Le huitième jour. En él se ilustra uno de los más hermosos suicidios que he visto. Un alérgico al chocolate se come una caja de chocolates y se arroja desde la azotea de un rascacielos.

Si soy alérgico a algo y me expongo deliberadamente a sabiendas de las consecuencias ¿puedo ser considerado suicida?.

Si sufro del corazón y me inyecto adrenalina, ¿soy suicida?.

Ni la sustancia ni el tiempo de exposición definen a un no suicida. Respirar en la ciudad nos hace suicidas, no hacerlo también nos haría suicidas pero más pronto. Entonces, todos somos suicidas en potencia o en plena ejecución. Lo que nos distingue de unos a otros es la conciencia de lo que hacemos y la velocidad con la que asesinamos nuestros cuerpos y/o mentes, porque de la mente también se puede morir e intoxicar.


Humo de tabaco, alcohol, drogas, pesticidas, herbicidas, solventes, hasta el oxígeno que nos da vida también es el que nos oxida y nos la arrebata. Lo que nos distingue es la tardanza de nuestro suicidio y la felicidad con la que lo vivimos. Si voy a envenenarme, pagar por tal cosa me parece de lo más estúpido. Por eso cuando bebo alcohol, casi siempre es gratis.

Que tengan una feliz muerte...



***FIN DEL COMUNICADO SUICIDA***

viernes, julio 01, 2011

Aunque parezca sorprendente, también soy humano

Resulta que como buen hombre multiusos que me considero, poseo 2 cajas de herramientas, una pequeña en la que he colocado las herramientas que más utilizo y otra caja de mayor tamaño en la que decidí colocar herramientas más pesadas que no uso tan amenudo, como el taladro con sus miles de millardos de accesorios.

Ni siquiera puedo enunciar las innumerables ocasiones en las que he cumplido algún objetivo gracias al uso de herramientas pesadas, como el taladro o la sierra. Personalmente en persona, debo admitir que mi habitación está repleta de horificios rellenados con taquetes y tornillos, que fueron, son o serán útiles para uno u otro fin.

El punto aquí es, de todos los que tenemos la dicha de poseer un taladro propio, o cualquier otra herramienta pesada (o ligera), ¿nos tomamos la molestia de darle mantenimiento?.

En repetidas ocasiones he sido testigo de los bochornosos momentos en los que algún aparato deja de funcionar porque no ha sido víctima de un adecuado mantenimiento. El ejemplo más cercano, mi autobot. Además tuve el infortunio de ser víctima de dos quemas de RAM debido a la falta de mantenimiento (tanto de software como de hardware) en mi PC pasada. Pero después de eso, aprendí.

Entonces, tomé el taladro y me dispuse a verificar su contenido, ya que empezaba a escucharse la fricción entre algunas de las partes internas que le hacen ser tan popular entre los constructores y hobbistas.

Noté que algunas de las partes que deberían estar obscenamente engrasadas, se encontraban libres casi en su totalidad de la famosísima manteca verdosa que les proteje de la fricción y la poca manteca que quedaba se había visto corrupta por la inserción masósica de partículas contaminantes, lo cual había tornado su color en negro.

Ya viendo esto con una mirada horrorizada, me dispuse a aplicar la famosa técnica de mantenimiento de lubricación manual en maquinaria, el famosísimo dedazo.

Esto me hace reflexionar de maneras insospechosas. ¿Porqué estamos acostumbrados a revisar algo hasta que falla?.

Cuando yo he necesitado de mi taladro, para tan diversas tareas, que van desde poner un tornillo en la pared, perforar madera para hacer repisas, elaborar una base para una handycam, reparación de tubería, pulimiento de metales o incluso simplemente para atornillar, ahí ha estado (excepto cuando está empeñado). ¿Algún día necesitará el taladro de mí?. Por supuesto que sí. El taladro podrá ser muy poderoso, ruidoso y útil, pero no puede darse mantenimiento.

Esto me lleva a otra refracción. ¿Cuántas veces usamos un banco o algún otro mueble para apoyarnos, para alcanzar algo o simplemente para descansar y cuando éste falla, pensamos en deshacernos de él?. Creo que todo necesita recibir un poco de lo que dá. No me sorprende escuchar a un sin fin de compañeros o conocidos que se quejan de la inestabilidad de sus sistemas operativos o de sus computadoras. Pero generalmente se resuelve todo corriendo un par de programas antivirus y el liberador de espacio en disco. Utilizan la computadora, pero ¿cuándo se toman un tiempo para darle mantenimiento? ¿cuántas veces han tenido la osadía de abrir su CPU para remover la inmensa cantidad de pelusa y polvo que se acumula sobre el difusor de calor del procesador?. Estamos tan acostumbrados a tomar y a obtener beneficio de lo que nos rodea, que pocas veces damos un poco de nosotros para el mundo.

Todos respiramos el oxígeno que existe en el aire, ¿cuántos árboles han plantado todos los que respiran?, ¿cuántas plantas han sembrado para justificar el oxígeno que consumen?. ¿Cuántos han sido hombros para llorar, pero tienen que tragar su llanto cuando se les niega el hombro?.

Trato de ser lo que quiero que sean conmigo. He sembrado plantas, no porque sienta la deuda del oxígeno asifiándome, sino porque sé que el terreno que habito no me pertenece y no se supone que pertenezca a humano alguno. El reino que habitamos debería permanecer en equilibrio de animales y plantas, pero un animal creyó que merecía más y mandó al diablo al equilibrio. Cuando escucho de tsunamis, terremotos, huracanes, inundaciones, enfermedades y demás calamidades, sé que en el fondo es esa balanza que trata de recuperar un poco del equilibrio. Es una fuerza natural que reacciona ante las acciones del hombre sobre el mundo.

¿Se cansará el mundo de no ser escuchado cuando lo necesita?.

No lo sé, pero hoy, el cansado soy yo.

***FIN DEL COMUNICADO***