Frase célebre aleatoria

viernes, abril 03, 2009

Dios, adoro mi barrio. (crónica del día de hoy)

Hablando en términos cloquiales, denomino "mi barrio" a toda aquella región de la corteza terrestre (antropósfera, para ser exactos) que visito con gran frecuencia, así como mi lugar de habitación.

A pesar, de que el clima aquí en Toluca (y sus alrededores) es un tanto pendejo cambiante, me agradan esos distintos matices que marcan el día a día tan característico de este lugar.

Especialmente, es esta época del año, la maldita primavera, una de las dos que mas odio y aborresco con toda mi alma (la otra es el verano). A pesar de que los vientos del norte soplan con toda su ira, en especial por mi cueva (por donde no hay casi nada de nada más que un cerro en forma de pechugas), el inclemente calor no se disipa como yo quisiera.

Gracias a todos los contaminantes y a esas cosas de las que Al Gore habla hasta cuando está dormido, el calentamiento global, empieza a molestarme. Todas y cada una de las primaveras, todos y cada uno de los veranos, tengo que enfermarme de la gripa que mas detesto, la gripa de calor.


Regresando al tema inicial, este lugar, me encanta. Para las personas que habitan fuera de México (principalmente 2 lectoras =D) aquí, es el lugar en el que una persona puede ser lo que quiera. Si, aquí en México, puedes ser asaltante, violador, secuestrador, narcotraficante, o lo que ustedes deseen. Aquí se aplica sólo un par de leyes, la del revolver, y la del dinero. Es decir, aquí, manda el que tenga la pistola mas grande (abstenganse de alburear), y también manda, el que tenga más dinero.




Este post, como muchos otros, pierde coherencia a medida que avanza. El punto es, hoy, tomé el autobús (tarde, como de costumbre) para dirigirme hacia mi cochino centro de estudios, a donde me dispondría a acudir a "la rotonda de hombres ilustres". Ya sobre el autobús, me puse a cabilar y a dilucidar miles de variables, datos y sandeces que rondan mi cabeza generalmente. Al pasar por el centro de la ciudad de Toluca, me dí cuenta, lo estúpida que es la gente del gobierno. Ya que empiezan los tiempos de elecciones, gastan millonadas para llamar la atención, en caso del ayuntamiento de Toluca, su megaproyecto, es "embellecer la ciudad", renovando los portales y parques del municipio. Puras paparuchas. En la plaza que se encuentra frente al Cosmovitral, removieron TODOS los árboles!!! TODOS!!!. Como los odio.

En fín, llegué al cochino Tecnológico, Tarde, como ya había mencionado. En la rotonda, ya habían empezado con los rituales. Ahi estuve un rato, hasta que la reunión se disolvió, o mínimo, me tuve que retirar, porque según yo, tenía clase de matemáticas y ya que había faltado la clase anterior, no podía darme el lujo de faltar hoy.

Entré, como Pedro (¿que pedro?, no ninguno...) por su casa. Tomé asiento, para lo que creí que sería una clase como tantas, y zaz! que era examen. No llevaba mi maldita calculadora. Me lo aventé todo, a la brava, o como decimos por acá, a la mexicana.

No tengo esperanza alguna de pasar, no este examen. En fin, otro día será.

Decepcionado y lleno de melancolía, me dispuse a tomar el autobús que habría de llevarme de regreso a mi humilde choza. Como de costumbre, tomé con mis apéndices agarratorios el tubo del camión, y con una pachorra digna de un caracol, me trepé. Cual fue mi sorpresa al ver, que minutos después, se treparon dos "musicos" de percusiones, según ellos "afrolatinas" (lo mas afro en ese autobús era el prieto que hiba sentado unos lugares frente a mí, pero que se le va a hacer). Tocaron una, y luego pasaron a pedir "cooperación". Yo les hubiera dado, si me hubieran pedido, pero ninguno lo hizo.

Esta música, me hizo revivir aquellas épocas, de cuando medicine drum retumbaba en las 4 paredes de mi antigua habitación.

Tiempo después, acabó todo lo interesante, como siempre, el viaje lleno de gente, gente arriba del bus, y gente al rededor. Como odio a la gente (agorafobia).

Nada, nada como vivir en Toluca...



***FIN DEL COMUNICADO***

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