Frase célebre aleatoria

sábado, febrero 27, 2010

Mentira, engaño...

Mentira, engaño...

Saludos gente del mundo de ceros y hunos unos, de nuevo yo.

Un día eché a andar a todo galope mi maquinaria cerebral, todo para dilucidar el origen del tópico que me hace escribirles o platicarles hoy mismo, el engaño.

¿Es el engaño lo mismo que una mentira?

La mentira es un engaño concretado a base de palabras, se vé mas engocado a un embuste de origen verbal. La mentira es más palabrería inútil que el engaño.

El engaño en cambio, es un arte. Cualquier imbécil puede decir una mentira, pero sólo un maestro puede llevar a cabo un engaño.

No sé porqué la gente engaña, pero sé porqué miente. La mentira da al usuario el poder de narrar los hechos a su conveniencia y placer. Da la falsa sensación de control sobre la vida. Decimos mentiras cuando la verdad traerá problemas, cuando nos duela o nos avergüence.

Hay mentiras blancas, necesarias, piadosas, permisibles y probables. También hay crueles, ilógicas, sin sentido y estúpidas.

Las mentiras salen a los padres, a los amigos, a la pareja. Eso es hasta cierto punto normal, común; mas no adecuado. El problema inicia cuando las mentiras van dirigidas al que las lanza. Es la negación mas vil de la realidad, la más infantil y ridícula de las maneras de lidiar con los obstáculos, tratar de convencerse de que no están ahí.

De ahí mismo nace el placer del mitómano, inconciente se jacta de poder manejar la realidad a su gusto, para satisfacer -falsamente- todas las necesidades insatisfechas por la realidad. El mitómano es movido por el placer de saber que, a pesar de todo, es creído. Una más de sus mentiras.

El mitómano perfecciona las mentiras, creyéndolas. No se puede probar que miente, porque para él, la mentira es su verdad absoluta. Cualquier imbécil es mitómano.

El engaño, por otra parte, se lleva más allá de las palabras. Es la mentira arrastrada a los hechos y realidades. Es la base de los actores y las actrices, que lloran sin dolor alguno y ríen llenos de amargura. Ese es el engaño, una ilusión general, sabiendo la verdad de las cosas.

Un engaño se diseña para atraer a la presa y colmar los sentidos, otorgando una satisfacción supuesta a lo que el engañado necesita. Si se le vé triste, el engaño le seduce con ayuda de una falsa felicidad. Si es hambre lo que tiene la víctima, se le tienta con frutos de cera. Ese es el engaño, el arte de prometer una satisfacción supuestamente necesaria, a cambio de -sabe Dios qué-.

Así el mitómano intenta perturbar la escencia del mundo externo, con palabras a su conveniencia. El "engañador" artista acomoda sutilmente cada una de las piezas en su poder, haciendo ver a un peón peligroso y a un caballo inútil. El que engaña, procura modificar la realidad para ocultar sus verdaderos propósitos, las causas verdaderas que lo han empujado al engaño.

Una mentira es una falsedad sostenida en falsedades, a diferencia del engaño que, de igual manera, es una falsedad; pero con sustentos edificados en la realidad. De ahí el poder del engaño por sobre la mentira.

También de esa diferencia abismal, nace la desigualdad de destrucción de ambos. La mentira puede ser "" desmentida con los hechos. Las acciones son más fuertes que las palabras y, por tanto, una mentira se tambalea fácilmente. Cuando la mentira cae, no hace un gran estruendo.

Sin embargo, la fortaleza del engaño se basa en los hecho y por esto, es difícilmente discutible. El engaño es una majestuosa obra de teatro en constante movimiento, pero con la misma escenografía, a diferencia de la mentira, que sólo es el guión.

Dando como resultado, la negación del engaño por parte de la víctima o engañado. ¿Cómo puede ser falso algo basado en los hechos?. El engaño se confunde con la mentira y viene la sospecha. Si el engañador revela el fondo del teatro, la audiencia será terca al afirmar que el destape del engaño es la verdadera mentira.

No es fácil aceptar la realidad de un engaño, no tan fácil como la de una mentira.

El maestro del engaño es un artista, un detallista.

El mitómano, sólo es un imbécil.


***FIN DEL COMUNICADO***

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